miércoles, 28 de febrero de 2007

UN SEGUNDO
Lovisa Geneviève Ekelund Widmann

Aléjate. Sí, aléjate. ¿Lo escuchas? Las hojas, hablan de ti, de mi, hablan de aquello que se desvanece. Susurran, discretas. Vete, vete ya. No te necesito. Lo repito. No lo quieres escuchar, en realidad no quiero que lo escuches. ¿Por qué no lees entre líneas? Quiero que te vayas. Déjame.
No necesito que me dejes, me has dejado. Pero vete de aquí, me estoy deshaciendo. Lo detuve, un momento, efímero pero intenso. Me preguntas si lo valió, no lo sé. ¿De verdad quieres una respuesta? Lo que fuimos, lo que somos, lo que soy. ¿Por qué me encierras? Corro de un lado a otro, no lo entiendes. Soy un ratón enjaulado, soy débil. Estoy temblando. Por favor, compréndelo. Soy vulnerable a tu honestidad agridulce. ¡Calla! Detesto cada articulación de tus labios. Lo ignoras o pretendes ignorarlo. Eres cruel, flaqueo ante ti, abandóname.
Entiéndelo. ¿Acaso lo tengo que repetir? ¡Déjame ya! Ya…te vas, regresas, como las olas. Toma una decisión y retírate. Hazlo ya, desaparece, no lo soporto. Te lo pido, hazte a un lado, vete.
No te vas. ¡Aléjate! Te lo he dejado de pedir. Te estoy rogando. ¡Mírame! Mira en lo que me conviertes. Cada palabra me perfora y … ¿Ves? Lo has logrado. Lloro. Lo lograste, lloro y no soy fuerte. ¡Lárgate! ¡Libérame!. Me has vuelto insignificante, lloro, grito. Se me escapa el aliento, desesperado. Te lo digo de nuevo.¡Apártate! ¡Vete! ¡Déjame! Se me va el aire, sollozo. Grito una última vez, un grito que rasga la garganta. ¡ALÉJATE! ¡DESAPARECE YA!

Silencio… la manecilla de los segundos vuelve a girar, silencio. Espero, inmóvil, callada. Silencio y quiebran mis suspiros. Un espasmo, no respiro. Estoy sola. Calma. La manecilla ha vuelto a girar. Tranquila, observo… las formas se hacen cortas y enfoco. Vuelvo a respirar, lo repito. Algunas veces más. Decido cerrar los ojos, un segundo, sólo un segundo.
No te has ido.

1 comentario:

Ruta Magazine dijo...

Me encanta éste cuento luvi, nada más que hay ciertas partes donde la intensidad se vuelve demasiado exagerada. Pero es real, y me gustó mucho el final :)

Axel J. Barradas