miércoles, 28 de febrero de 2007

UN SEGUNDO
Lovisa Geneviève Ekelund Widmann

Aléjate. Sí, aléjate. ¿Lo escuchas? Las hojas, hablan de ti, de mi, hablan de aquello que se desvanece. Susurran, discretas. Vete, vete ya. No te necesito. Lo repito. No lo quieres escuchar, en realidad no quiero que lo escuches. ¿Por qué no lees entre líneas? Quiero que te vayas. Déjame.
No necesito que me dejes, me has dejado. Pero vete de aquí, me estoy deshaciendo. Lo detuve, un momento, efímero pero intenso. Me preguntas si lo valió, no lo sé. ¿De verdad quieres una respuesta? Lo que fuimos, lo que somos, lo que soy. ¿Por qué me encierras? Corro de un lado a otro, no lo entiendes. Soy un ratón enjaulado, soy débil. Estoy temblando. Por favor, compréndelo. Soy vulnerable a tu honestidad agridulce. ¡Calla! Detesto cada articulación de tus labios. Lo ignoras o pretendes ignorarlo. Eres cruel, flaqueo ante ti, abandóname.
Entiéndelo. ¿Acaso lo tengo que repetir? ¡Déjame ya! Ya…te vas, regresas, como las olas. Toma una decisión y retírate. Hazlo ya, desaparece, no lo soporto. Te lo pido, hazte a un lado, vete.
No te vas. ¡Aléjate! Te lo he dejado de pedir. Te estoy rogando. ¡Mírame! Mira en lo que me conviertes. Cada palabra me perfora y … ¿Ves? Lo has logrado. Lloro. Lo lograste, lloro y no soy fuerte. ¡Lárgate! ¡Libérame!. Me has vuelto insignificante, lloro, grito. Se me escapa el aliento, desesperado. Te lo digo de nuevo.¡Apártate! ¡Vete! ¡Déjame! Se me va el aire, sollozo. Grito una última vez, un grito que rasga la garganta. ¡ALÉJATE! ¡DESAPARECE YA!

Silencio… la manecilla de los segundos vuelve a girar, silencio. Espero, inmóvil, callada. Silencio y quiebran mis suspiros. Un espasmo, no respiro. Estoy sola. Calma. La manecilla ha vuelto a girar. Tranquila, observo… las formas se hacen cortas y enfoco. Vuelvo a respirar, lo repito. Algunas veces más. Decido cerrar los ojos, un segundo, sólo un segundo.
No te has ido.
El Caso
Lovisa Geneviève Ekelund Widmann

Qué tarde la de hoy, son todos unos imbéciles. Si el inútil de Martínez no fuera un coyón no tendríamos que quedarnos horas extra. Me pesan los párpados, que cansancio. Si me alcanzara para el auto no tendría que caminar a casa. Aunque debo admitir que esta caminata me es útil. Me están mareando las escaleras. Los adoquines de la calle están mojados… quizá llovió. Ahí viene una señora, es bizarro como disfruto observar a la gente. Es parte de mi trabajo, claro. Camina de frente pero con la cara de lado, quizá tenga unos cuarenta años más o menos. Que peculiar su forma de caminar, se le ve la cara de perfil. Un perfil no muy hermoso por cierto. ¿Qué oculta? Como si tuviera un lado que nadie conoce, secreto, perverso, retorcido. Como aquel asesino, ese caso que nos trae locos.

¿Por qué me mira? ¿Qué le pasa a la gente por la cabeza cuando te ve en la calle? Siempre me lo pregunto. Claro, se que yo soy muy fijada y me llaman la atención las personas. Pero, ¿Qué creerán de mi? ¿Se darán cuenta de cuanto me detesto? Soy un asco, el tiene razón, no sirvo ni para las tortillas. Ay me duele, que incómodo es esconder este ojo morado.

Extraño, jamás he contemplado la posibilidad de que sea mujer. Siempre imagino que es hombre. Ni quiero imaginar la existencia de unas manos delicadas, finas, haciendo esas atrocidades. Se necesita un instinto de brutalidad, salvajismo. No, no puede ser mujer. Yo lo sé, todos lo saben. No me gustan estos niños ridículos, claro que se me pierde la vista observándolos. A este se le salen los ojos, como si buscara algo. Nervioso. Como aquel testigo. El que nada debe nada teme, dicen. El temía, si, temía. Aún así nos fue inútil. No supo decir nada.

Ese señor parece preocupado, tiene arrugas y todo pero pues no sé, algo tiene medio raro. Como que se ve tenso, a esa edad uno debería tener resuelta su vida. Hacer lo que le gusta. Ese es el problema nunca nadie se dedica a lo que le gusta porque pues, no se gana. Yo, una vez que pueda, me voy a ir y me voy a retirar y a dedicarme a lo que quiero y descansar.

La mirada de ese niño se me quedo en la cabeza. Eso si, era penetrante… ¡Que piernas tiene esa muchacha! Hasta se acalora uno, pero caray a quién se le ocurre salir con mini falda en la noche. No se acostumbraba eso cuando yo era joven. Pero que estoy pensando, ella podría ser el culpable. Uno no sabe, con esa facha uno se fija en otras cosas. Debería de contemplar más posibilidades, podría ser cualquiera…Tengo que voltear a ver sus caderas.

¡Viejo rabo verde! Que asco, me choca que se te queden viendo. Cerdos. Luego luego se le ve la cara de pervertido. Si algo tiene de razón mi mamá cuando dice que es peligroso salir así, pero, es que… a Beto le encanta verme así.

Casi me tropiezo con ese hoyo, ese señor parece que contuvo su risa. Idiota…bueno de hecho se parece a mi, viejo, opaco, gris. Común. A tipos como nosotros se nos nota en la forma de caminar, sin ningún rasgo especial y vestidos de traje, barato claro. Pero yo me visto así para disimular, así nadie me conoce. Soy uno más del resto. El, el en cambio… En cambio? Nunca sabes. Podría ser como yo, disimulando ser de lo más normal. La gente piensa en un asesino y se lo imagina todo fachoso o extravagante. ¡Por favor! El asesino es una persona como cualquier otra. Por eso no lo encontramos.

Ay que lástima esa de guardar respeto. Si yo me hubiera tropezado hubiera preferido que alguien se cagara de la risa, soy así. Además con esa forma de caminar, como si tuviera que cuidar cada paso, volteando a todos lados y no viendo nada. Raro el señor. Bueno ahora tengo algo que contarle a Frida. Ya no hablamos, parece que de tanto hacer cuentas ya ni nos miramos. En las noches sólo apagamos las luces y se acabó. Yo la amaba, o ¿la amo?

Otro señor, borracho para variar. A este ya van varias veces que lo veo, siempre me pide limosna. Pero hay algo que siempre me hipnotiza, bueno son dos cosas. Una son las cuencas de sus ojos, nunca he visto unos ojos tan hundidos, tan oscuros. Llenos de misterio. Pero no son ojeras, es más como un halo azul oscuro alrededor de ellos. La segunda son sus manos, se las he visto porque siempre las extiende cuando pide dinero. Tienen mil dobleces, como si fueran de papel de china. Me ha de odiar, no lo dudo. Humillarse así ante la gente sin recibir nada. Pero, pero… siempre lo veo. ¿Me estará siguiendo? Se sabe mi rutina diaria, calculada, exacta. El cómplice. El podría ser el cómplice! Me mira, me conoce. Sabe quien soy. Claro que lo sabe y le describe cada paso que doy al asesino.

Hijo de puta, tacaño. Bien se le nota que es acomodado. Además ya lo conozco, nunca da nada, es de esos que siempre dice “Perdón, hoy no tengo cambio”. Codo, mentiroso y codo. Así son todos, se creen buenas personas y andan diciendo que la gente como yo estamos como estamos por huevones.

El asesino. Sabe quien soy, ahora me quiere a mi. Se deshará de mi. Estoy sudando… no, tranquilo. Tranquilo, todavía estas a tiempo de atraparlo. Que linda niña comiéndose su paleta, es de esas cosas que hacen pensar que todavía hay algo que vale la pena. Algo verdaderamente bello. Esta niña es pura, inocente, no tiene la menor idea de que hay más allá de su dulce. Pobre, lo que le espera. Es como ellas. Las pequeñas. Las víctimas de su monstruosidad. Acuchilladas, mutiladas, deformes. La belleza corrompida.

Me gusta más la de limón. Fuchi, ese señor esta feo. Tiene ojos de plátano podrido, jiji y sus lunares parecen moscas y suda, guácala.

Lo imagen más pura, el la pervirtió. La hizo a su semejanza, asquerosa. Repulsiva. Que escalofríos al ver las fotos de la evidencia. Terrible. Nadie lo podía creer, nadie lo cree aún. Alguien capaz de hacer tal cosa, tan impresionante que uno se siente culpable con sólo observar tal crimen. Culpable de observar. ¿Sólo observar? Culpable. ¿Y si el culpable soy yo? ¿Yo? No, no, yo no puedo serlo. Soy inocente. Estoy a cargo. Exacto, soy el que manda. ¿Por qué crees que nadie encuentra al asesino? Si, soy yo. Claro. Es obvio. No hay caso como este. ¿Como pude hacerlo? Mis manos dedos, mis manos y mis piernas. El corazón se azota contra mi pecho. Corre, corre, nadie puede saber que fui yo. Si lo saben… no, no, calla, nadie lo sabrá. La llave. ¿Dónde esta la llave? No puedo respirar. Aquí esta. Abre, abre ya! Que no te encuentren.

- “No sueltes el portazo.¿Quieres? Llamaron del BATAN, ¡Se te olvido ir a tu cita! ¡Carajo Genaro! ¿Quieres que te vuelvan a encerrar? ¿Qué te amarren como perro? ¿Eh, quieres?”
Lovisa Geneviève Ekelund Widmann (contactada por Axel)

Me Cagó una Paloma

-Me cagó una paloma
-¿Qué?
-Me cagó una paloma.
-Ah, dicen que es de buena suerte
-¿Dicen?
-Si, eso dicen.
-¿Quiénes dicen?
-Oh, pos no sé, pero dicen.
Una mosca revoloteaba alrededor de la lámpara, Felipa la observó un rato. La mosca cayó atrapada en la tira de pegamento que colgaba del foco. Sus alas se estremecieron una vez más junto a los cadáveres de otros insectos. La tele zumbaba cada 2 minutos y los power rangers desaparecían por un momento.
-¿Una mierda saca otra mierda entonces?
Su hermano no le contestó.
-Fausto, ¿Una mierda saca otra mierda entonces?
-¿Qué? ¿Qué? ¿De que hablas?
-¿Qué si una mie….
-¡Felipa! ¡Fausto! ¡A comer que ya es tarde!- interrumpió la madre. Se sentaron en la mesa.
-Mamá, hoy me cagó una paloma en el zócalo
Su madre alzó las cejas y dijo:
-¿Y qué? ¿Me vas a decir que por eso llegas una hora tarde? ¿Y mañana que va a ser?
-Ma, sólo decía que…
-Ya mija, cállate la boca. Tu crees que yo no sé que te la pasas con tu amigo ese el pelón.
-¡Aaay mamá!
-Tu noviecito ese no te quiere. Ya te lo he dicho y redicho. Nomás te ve madurita y ya esta ahí a ver si aflojas mija.
-¿Y a ti si te quiere papá no?- preguntó en un tono sarcástico.
Su madre le soltó una bofetada, Felipa cerró los ojos y se metió la sopa a la boca.
Horas después, Felipa veía la novela cuando escuchó el carro de su papá.
-Hola pa
El contesto con un gruñido
-Oye pa, hoy me cagó una paloma en el parque
-¿Y a mí que chigaos me importa?
-Y mamá me dio una cachetada
-Vieja culera- contestó el.
-¿Y la paloma?
-Culera también
Al día siguiente, recorría el parque buscando a Raúl o el peloncito ese como le decía su mamá. Lo encontró y lo abrazó por detrás.
-¿Qué onda bonita? ¿Cómo estas?
-Bien, gracias. ¿Tu crees? Ayer me cagó una paloma.
El soltó una risotada. Ella le dio un beso.
-Entonces, chiquita, dime, ¿Hoy si te vas a dejar?
-¿Qué cosa?
-¿Cómo que que cosa? Te he esperado un chorro ya.
-Pero no quiero Rau. Además ayer me cagó una paloma.
-¡No me cambies de tema carajo! No te va a pasar nada
-Que no quiero y punto.
-¿Y punto?
-Si
-Órale y punto entonces- dijo Raúl.
-¿Qué?
-Pues se acabó y punto
-¿Entonces que? ¿Sólo para eso me querías verdad?
-Ay ni te hagas pendeja, que bien que quieres tu también.
Caminó a su casa forzando a sus lágrimas a correr por su garganta y no por sus mejillas. Abrió la puerta y encontró a su madre y a su padre saliendo.
-Tu agüe se puso mala, nos vamos para el hospital- dijo su mamá
-¿Qué le paso?
-Ni te hagas como si la quisieras chamaca- se despidió su padre
-Cuidas a tu hermano- dijo la madre
Cocinó y paso la tarde recorriendo ambigüedades. Por la noche, su hermano dormía en la litera de abajo. Ella bajo y se asomo por la ventana. Los camiones recorrían la avenida, el sonido de los mismos se acercaba sólo para volverse a alejar. Felipa volteó el rostro y miró a su hermano que yacía con la boca abierta.
-Fausto, me cagó una paloma. ¿Una mierda saca a otra mierda? No Fausto, las palomas no traen buena suerte.

Celos

Celos. Axel J. Barradas Berglind

Un arrebato inesperado de emociones. Furia, tristeza y un ardor intenso dentro de mi pecho. Otra vez me había despertado y Sara no estaba en la cama. Mi respiración se volvió áspera. Sentí que casi no podía respirar, cuando un repentino latido me devolvió el aliento, y la asfixia se detuvo. Respiré su perfume. Sentí un placentero alivio… Ahí estaba. La puerta se cerró y lo primero que vi fue su esbelta figura. Era mi dulce Sara. Llevaba un vestido azul claro e iba cargando un par de bolsas.

Irrumpí en el silencio con mi voz.

-“¿En dónde estabas Sara?”.

-“Hola amor, salí a comprar cosas que necesitaba. No quise despertarte”.

-“¿Qué cosas?”- pregunté irritado.

Se detuvo por un momento a acomodar las cosas recién compradas.

-“Pues cosas, querido”- me dijo con una sonrisa decorada con su usual indiferencia. Luego se acercó para darme un tierno beso en la frente.

-“¿Porqué me hablas así? ¿Qué no ves que me preocupa que te salgas de la cama así nada más sin avisarme?- le rezongué.

-“¡Ay Rubén tú siempre te preocupas de más!, ya sabes que yo siempre ando muy ocupada. Ayer hablé con mamá y me pidió unos encargos. En la tarde no me dio tiempo de ir por ellos y cuando venía en camino para acá se me volvió a pasar. Tuve que ir por ellos ahorita porque acuérdate que mañana llega Marta de casa de mis papás y tenemos que pasar por ella al aeropuerto, y ya sabes como se pone cuando viaja. ¿Ya lo habías olvidado verdad?”- dijo mientras se quitaba el vestidito azul y se ponía un camisón para regresar a la cama. Debían ser probablemente cerca de las once de la noche.

-“No, no lo había olvidado. Ven a la cama, no me gusta dormir solo”.

-“En seguida voy cariño, voy a lavarme la cara”.

-“¿Para qué? Hace rato te bañaste”.

-“Sí Rubén, pero con las prisas estuve sudando y ya sabes que no me gusta acostarme con esa sensación”.

-“A mí no me molesta”.

-“Pero a mí sí”.

Le contesté con un suspiro de frustración y me preparé para dormir. Pero algo no me dejaba descansar. Escuchaba un reloj haciendo tic-tac en mi cabeza sin parar, percibía el eco de mis emociones y principalmente de mis celos. Sara me había vuelto un hombre posesivo. Todo era culpa de ella, antes no me importaba pero ella era tan bella y tan atenta con la gente que me aterraba la idea de que se enamorara de alguien mejor que yo. Y eso pasaba todos los días. El vecino Jaimito, era un cabrón bien listo, y su esposa lo dejó por uno de esos ricos hipócritas con cara del David de Miguel Ángel. Vieja maldita, el pobre Jaimito acabó matándose de un tiro en la sien.

Seguramente Sara quiere que yo también acabe dándome un tiro para que me pueda dejar por otro ricachón de esos con casas grandes y autos lujosos.

La puerta del baño se abrió y salió Sara con su camisón verde traslúcido. Se había acomodado el cabello para dormir.

-“¿En qué piensas Rubén?” – me preguntó metiéndose en la cama, al ver que no podía dormir.

-“Nada cariño, estaba pensando en el trabajo”- le contesté. “En el trabajo”, si claro.

-“Ya no pienses en eso, un día te vas a morir de tanto estrés laboral”.

-“¿Qué insinúas? – le pregunté. Lo sabía, ya me quería ver muerto. Justo como yo pensaba.

-“¿Cómo que qué insinúo? Sólo que te relajes.”- replicó mientras acomodaba su cabeza sobre mi pecho y rodeaba mi cintura con su brazo.

-“Aja. Hasta mañana…”

-“Hasta mañana mi amor”- y besó mi barbilla.

¿Me amaba? … Sentí una gran preocupación que se tornó en celos sin sentido. Sin alguien a quien culpar. En verdad no sabía porque sentía celos, Sara siempre había sido una fiel compañera y me había demostrado que era digna de mi confianza. Sin embargo, no pude ocultar mi disgusto. Pero su mirada me apagó completamente. Se veía hermosa. Siempre lo hacía, no sé como pudo fijarse en un cretino como yo.

Dejé que mi rabia se ocultara en mis sueños. Mañana sería mejor. Quizás Sara se quedaría otro día conmigo. Espero que mañana no me abandone. Y si lo hace, tengo un revolver en el segundo cajón del buró.

Al despertar (¿O seguía durmiendo?) me encontraba solo de nuevo. Había una nota sobre la mesa:

Amor mío, me voy. Te ruego que me entiendas y que me disculpes. Tuve que marchar y ésta vez no volveré. Ya no puedo seguir así, ya no soy feliz. Desde hace unos meses conocí a Carlos, él es un buen hombre, me ha prometido todo lo que tú nunca pudiste ofrecerme. Me caso en enero. Yo te sigo amando, tú lo sabes, pero tengo que pensar en mi futuro Rubén. Tú tienes mucho por vivir, seguramente encontrarás rápidamente la manera de sobrellevar el sufrimiento que te podría causar mi ausencia, pero sé que conocerás a alguien que te dé lo que yo no te pude dar. Me voy a llevar a Marta. Te dejé comida para la semana. Por favor cuídate mucho.
Atte. Sara


Al acabar de leer la nota, miré fijamente el segundo cajón del buró.

Desperté abruptamente, luego volteé la cabeza y Sara estaba allí en la cama a mi lado, durmiendo tranquila, susurrando mi nombre...

En busca de la tierra prometida


Sin duda alguna el conflicto palestino-israelí es uno de los más importantes y característicos del siglo XX, entre otras causas, porque ejemplifica muy bien la problemática mundial que, como consecuencia del devenir histórico-global, converge en un solo territorio, llegando a expresarse en maneras inhumanas como la opresión, la violencia y la muerte.

El conflicto en cuestión es uno bastante antiguo. Puede considerársele también como el choque de dos nacionalismos muy desiguales (el sionista, que nació a finales del siglo XIX y el palestino, o nakba, nacido como respuesta a la creación de Israel en 1948). La del sionismo fue una fuerza que coercionó a la comunidad judaica, excluida y despreciada por la sociedad europea, en dos sentidos: desde arriba (clase pudiente muy en contacto con la doctrina imperialista) y desde abajo (las masa oprimidas, víctimas de la intolerancia). Este nacionalismo, apoyado por el ambivalente sionismo cristiano de índole neocolonialista (que bien veía en la creación del Estado judío una manera más de deshacerse de dicha comunidad) fue lo que en última instancia permitió la creación del yishuv, y posteriormente el Estado israelí.

Puede entonces decirse que Israel fue un estado colonizador sin metrópolis, siendo heredero del imperialismo británico, aún cuando terminó relaciones con éste, quien le cedió el poder a los Estado Unidos a través de la ONU. La creación del Estado israelí tuvo consecuencias inmediatas sobre la comunidad palestina, quienes al verse despojados de sus tierras, comenzaron con los movimientos de sublevación. Fue entonces que comenzó la intervención americana, a través del Shoah y el Mossad israelíes, suprimiendo las revueltas populares y en un sentido “más oscuro” comenzar con una limpieza étnica (fuese expulsando a los árabes fuera del territorio o dándoles la una condición de infra-ciudadanos) a lo largo del país. Estados Unidos, claramente, es el verdadero escudo de acción de Israel, puesto que no podrían sustentar los excesivos gastos públicos en defensa al mismo tiempo que buscan acrecentar los asentamientos que reciben a miles de inmigrantes de las desintegradas naciones soviéticas.

El apoyo a la causa israelí no les es negado puesto que EUA es el segundo Estado sionista (dónde la comunidad judía tiene el mayor control empresarial, gubernamental y mediático) y además porque el holocausto judío es utilizado como excusa/cortina para justificar su campo de acción.

Al mismo tiempo el nacionalismo árabe, gestado por Egipto, Siria e Iraq, como respuesta a la situación palestina, ya no podían considerarse como un bastión de defensa (al menos hasta los noventa); arrasados por la movilización estadounidense e israelí en la guerra de los 6 días (con la subsecuente toma del Sinaí, Gaza y Cisjordania) no pudieron más que desbaratar la liga de naciones árabes y no entrometerse más con el tío Sam (más allá del poderío militar, la corrupción resulta el arma de disuasión más poderosa).

Es entonces que vemos a la situación en un punto inerte. Los tratados de Oslo, no significan un avance en términos de justicia, puesto que el viejo control israelí persiste indirectamente sobre palestina (agua, medios, empresas, fronteras). Además, el gobierno que Arafat constituía, debía someterse a las impugnaciones de Occidente. La continua desigualdad no hace más que incrementar los actos de extremos de desesperación: los terroristas. Si se quiere una transformación verdadera como la sucedida en Sudáfrica, es necesario que la debilitada Palestina logre que Occidente simpatice con ella, cosa menos fácil puesto que la dominación que EUA posee sobre la opinión pública es muy sólida, aunque no ifranqueable. Actualmente hay bastantes críticos de las políticas en aquellos lugares, que no tienen miedo a romper los tabúes y expresar la verdad, personas dentro del mismo Israel que cuestionan el sionismo. Si bien esto puede parecer alentador, no debe ser una falsa ilusión; el sistema sociopolítico israelí tiene las mismas controversias que su gran homólogo estadounidense en el que está inspirado (bipartidista, en teoría y en práctica, pero más ortodoxo aún). Desde su punto de vista, las concesiones con Palestina no pueden existir, porque desde un principio no pueden dar su mano a torcer y verse en desventaja y/o en peligro constante. Y Palestina no puede al mismo tiempo resistir los embates de injusticia, porque ya han aguantado muchos y largos años en tan desdichada situación.

En conclusión, la efervescencia de la disputa moral no puede materializar una solución real puesto que la indiferencia “obligada” reina en los países aledaños (que además resultan ser árabes); al ser EUA cliente petrolero preferencial de ellos, Israel puede hacer lo que le plazca sin reclamos. “La sangre es más pesada que el agua, pero el petróleo es mucho más pesado que los otros dos”.
Comentario sobre el artículo de: Anderson, Perry. "Precipitarse hacia Belén". Revista New Left Review. Núm. 10, Julio-Agosto 2001. Pg: 5-30.

El devenir global y eclecticismo posmoderno



El devenir global y eclecticismo posmoderno


(Un ensayo de análisis sobre la convergencia de la revolución industrial, el imperialismo y la globalización, en el impacto de la cultura del mundo moderno)




¿Que tienen en común la invención de la máquina de vapor, la repartición de África entre las potencias europeas a mediados del S. XIX y la McDonalización del mundo? Eventos separados en tres siglos distintos, aparentemente sin una conexión particular entre sí; pero vistos desde la perspectiva del devenir histórico se convierten en hechos simbólicos de la revolución industrial, el imperialismo y la globalización, respectivamente. Estos a su vez dan forma al proceso económico-social-histórico que, en su expresión más mecanizada, da origen a lo que percibimos como el eclecticismo posmoderno.

El propósito de este ensayo será entonces, esbozar las relaciones “en cadena” entre los hechos mencionados en el párrafo anterior, como el originadores del eclecticismo posmoderno en la cultura.

El eclecticismo cultural posmoderno puede remontar sus orígenes hasta la invención de la máquina de vapor (y por ende al estallido de la revolución industrial).

La invención de la máquina de vapor es uno de los orígenes simbólicos del estallido de la revolución industrial; la mecanización del trabajo, como producto de esta última, significó el punto de partida de un nuevo orden social. Como dice Hobsbawm en La era de la revolución: “¿Qué significa la frase “estalló la revolución industrial”? Significa que un día entre 1780 y 1790, y por primera vez en la historia humana, se liberó de sus cadena al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se hicieron capaces de una constante, rápida y hasta el presente, ilimitada multiplicación de hombres, bienes y servicios.”[1]
El día al que se refiere el autor significó la liberación del poder de producción de una manera exponencial como nunca antes. Ahora bien, puede que la invención de la máquina de vapor en sí, no haya sido la directamente responsable de tal liberación, pero si fue la que visionó una nueva manera de ver al avance tecnológico como factor de crecimiento y desarrollo económico; por lo que puede considerarse a la invención como la “gestante” de la revolución industrial.

Por consiguiente, este crecimiento del poder productivo, a causa del desarrollo industrial (con la consecuente multiplicación de hombres, bienes y servicios) significó, entre otras cosas, la posterior producción en excedente, la búsqueda de nuevos mercados para vender dichos excedentes, la explotación de mano de obra barata y materias primas exóticas; en otras palabras sentó las bases del imperialismo.
El imperialismo del S. XIX, en el más positivo de sus aspectos, se dedicó simplemente a expandir el nuevo orden económico-social al resto del globo; en The age of empire, Hobsbawm menciona: “Ahora, el mayor suceso del el siglo XIX es la creación de una sola economía global, expandiendo progresivamente a las más remotas esquinas del mundo, una red creciente de transacciones económicas, comunicaciones y movimientos de bienes, dinero y gente, conectando el desarrollo de los países entre sí y con el mundo subdesarrollado.”[2] Por lo tanto, más allá de lo meramente económico, esta red interconectó a las metrópolis y sus colonias en aspectos sociales y políticos, que, tiempo después, convergieron en lo que identificamos como globalización.

Ahora bien, tomemos en cuenta la siguiente cita: “…el proceso de globalización significa la circulación más libre de mercancías y capitales y a través de ella se logra ir concretando el ambiente de permanente armonía en los países en el que finalmente en el mercado podría potenciar tanto su capacidad ordenadora sobre el conjunto de la sociedad…”[3]
Si bien es cierto que el funcionamiento del mercado global es en gran medida el homogeneizador del mundo, la globalización también posee un aspecto socio-cultural bien importante, como menciona Araceli González en su artículo Reflexiones en torno al concepto de globalización: “La implementación de modas, gustos y preferencias que estandarizan el consumo y homogeneizan a las sociedades es una expresión de la globalización… en el plano social tiene una incidencia directa en los esquemas culturales de los distintos grupos que propicia un replanteamiento de morales, símbolos y valores, que conducen a una paulatina pérdida de identidad y en su lugar se genera una transculturización…”[4] He ahí que emerge la necesidad de marcar el proceso globalizante como el responsable de la transformación cultural moderna.

Por lo tanto, si se extrapola esta transfiguración de la cultura a la corriente posmodernista es fácil explicar el origen del eclecticismo cultural que reina en la época actual; Appignanesi ejemplifica muy bien: “Existe otro posmodernismo adaptado a la prevalencia monocultural del capitalismo de libre mercado… El eclecticismo posmoderno. Este es el costado más crudo de la cultura general contemporánea: uno escucha reggae, mira un western, almuerza en McDonald´s y cena comida regional, usa perfume de París en Tokio…”[5] El autor deja inferir entonces que: 1) el capitalismo de libre mercado funge como mecanismo esencial de la globalización, 2) en su proceso, conlleva la generalización de la cultura, ejemplificado por la diversidad de actividades y gustos en apariencia disímiles.

Establecidas las relaciones, podemos enunciar lo siguiente: el posmodernismo ecléctico, es consecuencia del monoculturalismo generalizado proveniente del proceso socio-cultural de la globalización. Ésta proviene de la conformación de la economía global instaurada en el imperialismo del S. XIX, que a su vez tiene sus orígenes en el nuevo orden económico-social que fue consecuencia de la revolución industrial.

En conclusión, un proceso relativamente trivial, como ir a comer a McDonald´s, después de ir a ver una película china en una cadena de cines estadounidense en la ciudad de Puebla, conlleva un proceso de gestación histórico complejo, que puede remitir sus orígenes hasta la invención de la máquina de vapor.
[1] Hobsbawm, Eric. La era de la revolución 1789-1848. Barcelona. Crítica, 1997. Pg. 35.
[2] Hobsbawm Eric. The age of empire 1875-1914. New York. Vintage Books. 1987. Pg. 62 (Traducido por Juan Manrique).
[3] González Uresti, Luz Araceli, “Reflexiones en torno al concepto de globalización”, Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey. #9. Otoño, 2000. Pg. 186,187.
[4] Ibid em, Pg.191.
[5] Appignanesi, Richard; Garrat, Chris. Posmodernismo para principiantes. Buenos Aires. Longseller. 2002. Pg. 47.




El devenir global y eclecticismo posmoderno


(Un ensayo de análisis sobre la convergencia de la revolución industrial, el imperialismo y la globalización, en el impacto de la cultura del mundo moderno)




¿Que tienen en común la invención de la máquina de vapor, la repartición de África entre las potencias europeas a mediados del S. XIX y la McDonalización del mundo? Eventos separados en tres siglos distintos, aparentemente sin una conexión particular entre sí; pero vistos desde la perspectiva del devenir histórico se convierten en hechos simbólicos de la revolución industrial, el imperialismo y la globalización, respectivamente. Estos a su vez dan forma al proceso económico-social-histórico que, en su expresión más mecanizada, da origen a lo que percibimos como el eclecticismo posmoderno.

El propósito de este ensayo será entonces, esbozar las relaciones “en cadena” entre los hechos mencionados en el párrafo anterior, como el originadores del eclecticismo posmoderno en la cultura.

El eclecticismo cultural posmoderno puede remontar sus orígenes hasta la invención de la máquina de vapor (y por ende al estallido de la revolución industrial).

La invención de la máquina de vapor es uno de los orígenes simbólicos del estallido de la revolución industrial; la mecanización del trabajo, como producto de esta última, significó el punto de partida de un nuevo orden social. Como dice Hobsbawm en La era de la revolución: “¿Qué significa la frase “estalló la revolución industrial”? Significa que un día entre 1780 y 1790, y por primera vez en la historia humana, se liberó de sus cadena al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se hicieron capaces de una constante, rápida y hasta el presente, ilimitada multiplicación de hombres, bienes y servicios.”[1]
El día al que se refiere el autor significó la liberación del poder de producción de una manera exponencial como nunca antes. Ahora bien, puede que la invención de la máquina de vapor en sí, no haya sido la directamente responsable de tal liberación, pero si fue la que visionó una nueva manera de ver al avance tecnológico como factor de crecimiento y desarrollo económico; por lo que puede considerarse a la invención como la “gestante” de la revolución industrial.

Por consiguiente, este crecimiento del poder productivo, a causa del desarrollo industrial (con la consecuente multiplicación de hombres, bienes y servicios) significó, entre otras cosas, la posterior producción en excedente, la búsqueda de nuevos mercados para vender dichos excedentes, la explotación de mano de obra barata y materias primas exóticas; en otras palabras sentó las bases del imperialismo.
El imperialismo del S. XIX, en el más positivo de sus aspectos, se dedicó simplemente a expandir el nuevo orden económico-social al resto del globo; en The age of empire, Hobsbawm menciona: “Ahora, el mayor suceso del el siglo XIX es la creación de una sola economía global, expandiendo progresivamente a las más remotas esquinas del mundo, una red creciente de transacciones económicas, comunicaciones y movimientos de bienes, dinero y gente, conectando el desarrollo de los países entre sí y con el mundo subdesarrollado.”[2] Por lo tanto, más allá de lo meramente económico, esta red interconectó a las metrópolis y sus colonias en aspectos sociales y políticos, que, tiempo después, convergieron en lo que identificamos como globalización.

Ahora bien, tomemos en cuenta la siguiente cita: “…el proceso de globalización significa la circulación más libre de mercancías y capitales y a través de ella se logra ir concretando el ambiente de permanente armonía en los países en el que finalmente en el mercado podría potenciar tanto su capacidad ordenadora sobre el conjunto de la sociedad…”[3]
Si bien es cierto que el funcionamiento del mercado global es en gran medida el homogeneizador del mundo, la globalización también posee un aspecto socio-cultural bien importante, como menciona Araceli González en su artículo Reflexiones en torno al concepto de globalización: “La implementación de modas, gustos y preferencias que estandarizan el consumo y homogeneizan a las sociedades es una expresión de la globalización… en el plano social tiene una incidencia directa en los esquemas culturales de los distintos grupos que propicia un replanteamiento de morales, símbolos y valores, que conducen a una paulatina pérdida de identidad y en su lugar se genera una transculturización…”[4] He ahí que emerge la necesidad de marcar el proceso globalizante como el responsable de la transformación cultural moderna.

Por lo tanto, si se extrapola esta transfiguración de la cultura a la corriente posmodernista es fácil explicar el origen del eclecticismo cultural que reina en la época actual; Appignanesi ejemplifica muy bien: “Existe otro posmodernismo adaptado a la prevalencia monocultural del capitalismo de libre mercado… El eclecticismo posmoderno. Este es el costado más crudo de la cultura general contemporánea: uno escucha reggae, mira un western, almuerza en McDonald´s y cena comida regional, usa perfume de París en Tokio…”[5] El autor deja inferir entonces que: 1) el capitalismo de libre mercado funge como mecanismo esencial de la globalización, 2) en su proceso, conlleva la generalización de la cultura, ejemplificado por la diversidad de actividades y gustos en apariencia disímiles.

Establecidas las relaciones, podemos enunciar lo siguiente: el posmodernismo ecléctico, es consecuencia del monoculturalismo generalizado proveniente del proceso socio-cultural de la globalización. Ésta proviene de la conformación de la economía global instaurada en el imperialismo del S. XIX, que a su vez tiene sus orígenes en el nuevo orden económico-social que fue consecuencia de la revolución industrial.

En conclusión, un proceso relativamente trivial, como ir a comer a McDonald´s, después de ir a ver una película china en una cadena de cines estadounidense en la ciudad de Puebla, conlleva un proceso de gestación histórico complejo, que puede remitir sus orígenes hasta la invención de la máquina de vapor.
[1] Hobsbawm, Eric. La era de la revolución 1789-1848. Barcelona. Crítica, 1997. Pg. 35.
[2] Hobsbawm Eric. The age of empire 1875-1914. New York. Vintage Books. 1987. Pg. 62 (Traducido por Juan Manrique).
[3] González Uresti, Luz Araceli, “Reflexiones en torno al concepto de globalización”, Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey. #9. Otoño, 2000. Pg. 186,187.
[4] Ibid em, Pg.191.
[5] Appignanesi, Richard; Garrat, Chris. Posmodernismo para principiantes. Buenos Aires. Longseller. 2002. Pg. 47.


martes, 20 de febrero de 2007

Monólogo de un hombre muerto.

Monólogo de un hombre muerto
Axel Jacobo Barradas Berglind

Él era un hombre de cabello oscuro, de mirada triste y profunda. De altura media y de apariencia ordinaria. A pesar de su aspecto común, poseía un cierto encanto y una educación impecable. Aptitudes que bastaban para embrujar a casi cualquier mujer dispuesta a aventurarse a las tentadoras llamas del amor. Probablemente ninguna se habría enamorado de él de haber sabido de antemano que se enamorarían de un cuerpo vacío, sin sabor y sin una gota más de calor. El único fin que les esperaba a su lado era un corazón roto, un alma perforada y un espíritu decadente. El desamor es una de las maneras más atroces de destruir, pero a la vez una que involucra las formas más exquisitas de destrucción.

Él era un verdadero caballero y su formalidad causaba suspiros. Su mirada triste y sus ojos oscuros denotaban secretos tan negros como el pecado mismo, que provocaban en toda mujer una curiosidad incontrolable. Nadie pensaría que alguien tan cortés pudiera causar tanto dolor. Que un hombre pudiera vivir muriendo.

Ttodo en su vida resultaba llano; sin gracia, sin perfumes, sin adornos ni atributos fuera de lo común. Era poco impresionable, su atención dispersa se posaba aleatoriamente en cualquier objeto, cosa o ser viviente que se le parara en frente. Un escéptico sin sueños más allá de la punta de su nariz, sin ambiciones más que las de vivir sin preocupación, sin un futuro claro. Esto reducía considerablemente lo que podría impresionarle o tan siquiera llamar su atención.

No obstante, si existió una mujer de quién se enamoró perdidamente. Y ella fue la responsable de su miseria. Ésta le golpeó en el alma con la fuerza necesaria para llevar a cualquier hombre a la búsqueda irremediable de su propio fin. Así probó el sabor amargo y dulce con aquella mujer que conoció los auténticos colores y delirios del alma suya.

En definitiva no hay peor enfermedad que aquella que causan los infortunios del amor.

De ésta manera enunció estas palabras, envuelto en rabia y colmado de las múltiples heridas de un soldado en una guerra imposible de ganar:


-“¿Qué me calme? ¿Qué pretendes con calmarme? ¿Acaso crees que tu cínica sonrisa y tus palabras vacías me bastan para ser quien yo solía ser?”

…Ella no lo escuchó. Ella estaba demasiado lejos.

-“Tu egoísmo me sofoca. Mi cansancio, mis delirios y mi apariencia desgastada no te bastan para entender que me muero día a día. Te alegras al verme bajo la sombra de éstas terribles penas. Sólo te dedicas a enaltecer tu propia existencia. Alimentemos entonces tu ego una vez más, hagámoslo sólo una última vez.”

… Ella nuevamente no logró escucharlo.

-“¡Tú, que todo lo ves! Dime por favor en dónde estabas cuando perdí mi fe en lo que más valoraba. Dime porqué ella se aleja de mí. ¿Si tanto me ha llorado como puede olvidarme? Explícamelo.

… Y aquél que se sienta allá arriba, se encontraba demasiado ocupado como para escucharle. Sólo el silencio respondió a sus interminables preguntas.

Silencio… Y más Silencio…

-“¡Siempre ésta maldita calma! Sólo ella puede responder mis preguntas. Sólo ella conserva la vacuna capaz de curarme de esta mortal epidemia de los corazones.”

… Pero ella ya no estaba allí.
Y ella ya no estaba dispuesta a curar su enfermedad.

-“¡Yo te saqué del martirio, yo llené el vacío!, ¡Yo que te devolví la vida! Muéstrame que aún amas este corazón enfermo y este cuerpo que lo carga con vergüenza. No me digas que eres feliz sin mí.”

… Y no lo era.

-“Para mí has muerto. Y esta vez no seré yo tu salvador, esta vez te mirare hundirte. Así como Él lo mira todo. Ambos seremos espectadores de la tragedia que te espera”

… Pero nuevamente nadie lo escuchó.

-“La obra se titula “Prefacio a la muerte” Los únicos actores seremos tú y yo… ¡Abran los telones! ¡Que empiece la función!”

… Y tristemente se envolvieron en el eterno manto de la muerte.

Una sombra

Una sombra
Axel Jacobo Barradas Berglind



Su nombre es Ana. Ya lleva casi 6 años así.

No fue hasta después de caminar dos calles, cuando me di cuenta que la sombra imponente y pesada ya danzaba cerca de mí. Esto me perturbó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, terminando por el cuello en una sensación casi de terror, pero más que nada de frenética curiosidad. Pensé en voltear, en verdad pasó por mi cabeza, pero este delirio me ha perseguido por días, por meses, Por años.

Una fuerte presencia cerca de mí, casi tocando mi pelo. Al voltear no era nada más que el viento susurrante y el canto de los grillos y la luz de la luna, y un poema, y la soledad, y la oscuridad….y yo. Si maldita sea, yo y nadie más, yo y nada más. No creí que en esta ocasión aquélla pesadez fuera más que el resultado del cansancio, de los pecados que nunca he pagado. Había tenido un día difícil y agobiante. Entonces seguí caminando, con un paso constante y seguro. Nada me preocupaba, realmente lo único interesante de mi lóbrega vida era aquél susurro que me acompañaba a donde quiera que iba. Naturalmente la primera vez me estremecí de pánico. Los susurros eran voraces, muerte, mort, Tod. Eso era lo único que podía escuchar. Al principio mi corazón se contraía y sentía ganas de llorar. Incluso un par de veces lloré de miedo, luego de desesperación. Pero luego lo acepté y entonces los susurros se volvieron más cálidos y suaves. Como una bala entrando apaciblemente por mi cabeza, perforando mi cráneo y acabando dulcemente con mi último aliento de vida.

Si pudieran sentirlo me entenderían. No es algo cotidiano. No es natural, es inmensamente enigmático y curiosamente seductor. Pero basta, después les hablaré de eso. Ahora quiero seguirles contando de mi primer encuentro. Fue hace 5 años. Tal vez un poco más. Mi vida era simple, rutinaria, liviana y bastante cómoda. No me molestaba en preguntarme cuán versátil la vida podría ser o cuántos misterios podría albergar. No me importaba. Hasta la fecha, me importa poco. Pero ese no es le punto. El punto es que escuché claramente una pisada detrás de mí. Un escalofrío instantáneo, seguido de un terror que acarició todo mi cuerpo, desde los pies, pasando por mi espina vertebral, hasta llegar a mi cuello y mi nuca. Como era de esperarse volteé para ver quién era capaz de cautivar mi alma de tal manera. Para mi sorpresa o mi alivio, no era nadie. Sólo pude ver mi sombra, negra y leal, acompañándome a donde quiera que iba. Aquél día regresaba de la escuela o tal vez de otro lugar, no lo recuerdo bien. Desde entonces, por lo menos una vez al mes he soñado con eso. No ha salido de mi vida, es como una prisión que me acorrala, una prisión sin barrotes ni piedras, una cárcel que me permite una completa libertad. Una ironía, una locura. Cree lo que quieras. No escribo esto para hacerte sentir bien, sinceramente no me importas.

Al parecer sigues interesado en lo que quiero contar, pues adelante, continua bajo tu propio riesgo. Pues aquél que entra a mi prisión para ver su deplorable estado, jamás sale. Te lo digo con el corazón, te lo digo porque ya te amo, te lo digo porque me encanta que a pesar de todo, sigues aquí. Quiere decir que le has perdido el miedo a la muerte. Al dolor, al sufrimiento, a lo desconocido. Te amo, sangrarás por mi. Ya lo veo venir.

La sombra danzaba a mí alrededor, podía verla con el rabillo del ojo. Me causó consuelo, pues ya tenía un par de días sin compañía. Pero entonces sucedió algo inesperado, se acercó a mí. Jamás había estado tan cerca. Me aceleré, y comencé automáticamente a caminar a paso veloz. Pero era como correr de algo que estaba en todas partes, estaba sobre mí, en mí. Entonces me detuve, no tenía miedo, no sentía nada más que calor, una caricia en el alma. Mi corazón se detuvo por un momento, el aliento escapó de mi boca. Todo se tornó azul y luego púrpura. Entonces caí sobre mis rodillas y un segundo antes de probar el sabor del asfalto, el aliento regresó a mí como si nunca hubiera deseado escapar de mis labios. Entonces lloré. Podría haber llorado sangre, pues me dolía tanto, mi pecho ardía y respiraba fuego en mis pulmones. El tiempo pasó y yo permanecí en trance. No podía moverme. Pero después de un largo tiempo, pude levantarme y seguir mi camino. Y la sombra no volvió.

Ana respira. Ana, respiraaaaaaaaaaa!!!!

El despertador. Yo, mi cuarto. Mi pecho. Mi cabeza. No recuerdo cómo había logrado llegar a mi cama, pero ahí estaba. Con el fresco recuerdo del día anterior, que me había robado la vida por unos segundos. Esa sombra, fuera lo fuera, ya no le bastaba con observarme y seguirme. Buscaba quitarme la vida, pero yo no estaba lista para dejar de vivir. Aunque realmente no me importaba demasiado hacerlo. Había cosas que me parecían fascinantes, pero eran cosas inexplicablemente lejanas y ajenas a mí. Así que permanecía alejada de sus virtudes y me enfocaba a vivir mi vida. A caminar por mí solitario camino. Cada paso es importante, aunque probablemente el único paso al que le damos la debida importancia, es al último de nuestras vidas. Somos tan patéticos. Me enfurece pensarlo.

Después de revivir los momentos vividos el día anterior, decidí pararme y caminar por el entorno. Prefiero no caer en los detalles de lo que me rodea. Todo eso no es importante, al fin y al cabo sólo son adornos. Y yo no busco adornar mi vida y mucho menos quiero adornar está historia para que parezca un árbol de navidad, brillante, hermoso, bien decorado y patéticamente falso. Yo quiero enseñarte la naturaleza, quiero que aprendas a apreciar la vida tal cuál es, quiero describirte los perfumes del espíritu y no la sarta de pendejadas que muchos se imaginan de la vida. Te renuevo la invitación, lárgate si tu cabeza es hueca y en tu corazón no caben mis palabras. Si eres valiente, quédate. Vive esto conmigo.

Días después de mí atrabancada desventura. Sentí la presencia, la sombra y la oscuridad nuevamente. Esta vez corrí. La calle era larga y mis pulmones eran angostos. Así que mi aliento se acabó antes que la calle. Y la sombra se acercaba, sólo que ahora me permitía percibirla. Caminaba lentamente hacía mi impotente ser. Claro, “caminaba”, probablemente lo que hacía no era caminar, pero no encuentro otra palabra para describir lo que percibía. Podía sentir los pasos, no sé si eran producto de mi imaginación, pero claramente escuchaba el sonido que emitían. Uno tras otro, lento, precavido, siniestro. Estaba a 10 pasos de mí. Dio un paso. Otro. Otro más. Silencio. Lágrimas. Silencio. Tres pasos, uno después de otro. Sólo cuatro pasos más y estaba lista para enfrentar la muerte. Un paso, dos más. Finalmente el último paso. Y me tiene… Escalofríos, mi cabello se eriza. Frío, calor, nieve, fuego. Vértigo. Vueltas, muchas vueltas. Siento dolor y un vacío repentino. Mi estómago se revuelve y vomito. Mis ojos lloran, pero mi alma está tranquila.

Está despertando. Wilson, por favor limpia la cama. Está vomitando otra vez. Y límpiale la cara, no vez la mirada de su madre. Por favor ten un poco de tacto. – dijo el doctor al enfermero, que obedecía las órdenes y miraba a la madre con una cara de vergüenza.
Su ritmo cardiaco está bajando, déjenla. Se calmará sola.

Pasó un día, una semana, tal vez un año o más. Había estado atrapada. Por fin había conocido a aquélla presencia que me perseguía. Yo estaba muerta. ¿No es así? Abrí los ojos. Vestida de blanco y mi madre sentada a mi lado, toda de negro, con lágrimas en sus ojos, vertiendo de ellos como una cascada. No podía moverme mucho, apenas podía mover la cabeza para mirar a mí alrededor. ¿Dónde estaba? Estaba muerta. ¿O estaba viva?

Señora, me alegra que haya recuperado a su hija. Felicidades, le deseo lo mejor a su familia. Ana estará lista para salir en un par de semanas después de su rehabilitación. Está un poco débil, pero mejorará. Buen día.

Así es. Así fue. Espero hayas comprendido el significado de todo esto. Estuve muerta. Morí de verdad. Una sobredosis. Así le llaman los doctores y los ignorantes, que no saben del edén que se alcanza antes de ella. Yo hubiera dado esta vida y otra más por el simple recuerdo de aquellas vivencias. Fue el nirvana para mí, en verdad lo he alcanzado y me quedé allí más de lo que esperaba. Para entonces, mi familia me había abandonado, mis amigos si es que realmente tenía alguno; estaban lejos, muertos o tenían sus propios problemas por resolver. Sinceramente me importaban muy poco como para preocuparme o para ocuparme pensando en alguna manera de que entraran nuevamente en mi vida. Estúpida. Lo sé bien. Pero más que estúpida, acorralada. No tuve opción. El diablo y sus secuaces me dieron una salida fácil y ligera. Acepté sin dudarlo y sin remordimiento alguno. Morí y luego estuve en coma por 6 malditos años. Una eternidad. No me reconozco en el espejo. De todo esto aprendí que la realidad no existe. Por 6 malditos años soñé que estaba viva y que la muerte me acechaba. Era mi madre. ¡Mi santa madre velando por mi vida! Ella fue quién me mantuvo viva por tantos años. Cada noche sueño con la sombra, cada noche me hostiga su presencia, ¡cada noche muero!

Ayer murió mi madre. Y está noche, iré con ella. Esta vez, nadie me llevara de vuelta a la vida. Gracias por escuchar. Dejo mi corazón en tí, tú que puedes, hazlo latir. Lector, amigo, hermano y amante; a ti te dejo mi última gota de vida.


Atentamente, Ana.

Nuevas Guerras, nuevas causas

Nuevas guerras, nuevas causas
Francisco Javier Martínez Rodriguez
A través de la historia, en todo el mundo se han dado conflictos de diversa índole con los que se ha ido marcando el destino del mundo. Dichos conflictos se han dado por diversas razones como el territorio, recursos naturales, cuestiones como el honor, religiosidad, etc. Todos estos conflictos son relevantes y hasta cierto punto tienen su grado de importancia, pero lo cierto es que ninguno de estos se puede comparar con aquella etapa que vivió el mundo de 1930 a 1989, etapa en la que las confrontaciones se recrudecieron más y abarcaron más territorios a lo largo y ancho del mundo. Durante esta etapa podemos ver surgir nuevas causas que dan paso a nuevas y más grandes confrontaciones como la segunda guerra mundial y la guerra fría, en las cuales las disputas abarcaban más que aspectos como la lucha por el territorio o cuestiones religiosas. Es por esta razón que en este ensayo nos daremos a la tarea de tratar de explicar y revelar que fue lo que llevó al mundo a entrar en esta serie de conflictos durante el periodo de 1939 a 1989.
Para comenzar con este análisis es necesario mencionar algunos hechos que de cierta forma representan los antecedentes de estos grandes conflictos, dichos hechos son el fin de la primera guerra mundial y el establecimiento del comunismo en Rusia. Estos dos acontecimientos son muy importantes de mencionar debido a que son el inicio de la carrera que ambos países (Alemania y Rusia) llevan a cabo para crecer y entrar en confrontación con el resto del mundo, cada uno en su propio tiempo diferente del otro. Por un lado Alemania, derrotada en la primera guerra mundial, enfrenta un escenario de miseria en el que tiene que luchar con todas sus fuerzas para sobreponerse a la presión que los países como Francia e Inglaterra ejercían sobre ella con el fin de terminar por completo con su poderío militar y económico, haciendo a este país totalmente dependiente de lo que dispusieran los vencedores de la primera guerra mundial. Por otro lado tenemos a Rusia, país que después de una lucha de alrededor de tres años logra terminar con el dominio Zarista para establecerse como una nueva opción de gobierno en el mundo al formar el sistema comunista, el cual estaba inspirado en los ideales de Marx y fue llevado a la práctica por Lenin. Dicho sistema tendría una duración mayor que el regreso de Alemania como potencia en la década de 1930, esto debido a la influencia que ejercía sobre otros países que en ese entonces buscaban su independencia.
Ya que conocemos los antecedentes directos a la formación de los grandes rivales del mundo durante los años de 1930 a 1981, explicaremos lo que fueron los conflictos en los que se vieron envueltos. Para empezar tenemos el papel de Alemania en la segunda guerra mundial. Alemania, depuse de ser sometida, fue descuidada por parte de los vencedores de la primera guerra mundial al reducirle algunos castigos que debía pagar por todos los daños que causó durante dicha guerra. Este país tuvo que resignarse a vivir bajo aquella humillación, pero mientras hacía esto el sentimiento de venganza se generaba en su población hasta que en 1933 encontró la válvula de escape por medio de la cual pudo dejar salir todo ese conjunto de ideas y sentimientos de revancha. Esa válvula de escape se llamaba Adolf Hitler, quien con un gran sentimiento patriótico y deseo de volver a pelear para ganar, adoptó las ideas de Benito Musolini. Hitler fue visto por la sociedad alemana como una opción real para generar un nuevo sistema de gobierno, ya que con lo sucedido en el año de 1929, la gente ya no creía en el capitalismo y estaba en busca de un sistema que le diera estabilidad y fuerza económica, el cual lo encontraron en la figura de este hombre, quien logró sacar a Alemania del hoyo en el que se encontraba mediante las reformas necesarias que su país demandaba, pero más aun, mediante la ideología nacista que creó en la sociedad, la cual representa el punto importante de la participación alemana en la guerra. Hitler representaba al problema mundial llamado fascismo, lo cual hizo muy difícil poder tanto evitar como solucionar la segunda guerra mundial[1]. Esta ideología de la superioridad de la raza aria, es la base mediante la cual se generó el conflicto en el que millones de judíos, socialistas, eslavos, homosexuales, discapacitados, etc. murieron a manos del régimen nazi. Debido a esto, se debe señalar a la segunda guerra mundial no como una guerra entre estados nación, sino como una guerra de ideologías[2]. En esta guerra el desarrollo Alemán ignorado por el resto del mundo causó que este país se hiciera tan fuerte que llegó a ser imparable. Todo el mundo temió ser invadido por Alemania, pero lo pero del caso es que nadie estaba dispuesta a aliarse con los comunistas, que eran la fuerza que realmente podían hacerle frente a los nazis, al menos en Europa. La segunda guerra mundial se desarrolló a favor de los alemanes y su ideología hasta que los países de Francia, Inglaterra y EU fueron capaces de aliarse con los comunistas, para de esta manera terminar con los alemanes, hecho que fue difícil.
El periodo que siguió inmediatamente a la segunda guerra mundial fue un periodo de incertidumbre. Mucha gente pensaba que la relación capitalismo-comunismo podía coexistir para evitar un futuro enfrentamiento que podría desencadenar la tercera guerra mundial, pero desafortunadamente esto no sucedió. Al terminar el conflicto con Alemania, tanto el capitalismo de EU, Inglaterra y Francia se separaron del comunismo ruso[3] debido a que había muchas diferencias y muy poca disponibilidad por parte de ambos bandos a seguir unidos, lo cual llevó al mundo a las puertas de un nuevo conflicto armado, la guerra fría.
La guerra fría fue un conflicto que duró 45 años, el cual comenzó desde el fin de la segunda guerra mundial hasta la caída del muro de Berlín en 1989[4]. Este conflicto guarda mucha similitud con la segunda guerra mundial en un aspecto: la rivalidad ente dos sistemas de gobierno. Esta rivalidad, más que por diferencias en la teoría o en la práctica, se dio por el crecimiento que el comunismo había tenido durante la segunda guerra mundial en países que estaban buscando su independencia o descolonización tanto en África como en Asia, los cuales veían en el comunismo una opción seria para poder desarrollarse de buena forma[5]. Ante esto, el capitalismo representado por los Estados Unidos vio como una amenaza el hecho de que la influencia de la revolución del comunismo se estuviera desarrollando en muchas partes del mundo, por lo cual decidió romper relaciones con este sistema y así comenzar lo que sería una larga guerra en la que “generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global”[6] iniciado por la URSS o EU. Es por eso que la guerra fría es otro ejemplo de la evolución de las causas por las que se genera una guerra, ya que esta guerra es una guerra de sistemas económicos.
La guerra fría fue una guerra en la que las dos potencias nunca vieron un enfrentamiento bélico directo, si no que, aprovechando conflictos en otras partes del mundo, tenían confrontaciones indirectas como en Corea o Afganistán. Esta guerra se caracterizó por la alta producción de armamento y de tecnología militar ya que ambas potencias consideraban que era muy peligroso que el rival se desarrollara más que ellos mismos lo que ponía en claro el miedo permanente que existía hacia el rival, aunque el problema más grande creo yo fue la falta de comunicación y de apertura a escuchar una opinión diferente, cosa que por supuesto era imposible que sucediera. Entonces fue durante 45 años que la comunicación no existió hasta que la guerra fue ganada por el capitalismo sin necesidad de un conflicto bélico, ya que el régimen comunista se desintegró por si mismo y fue incapaz de seguir con esta guerra desigual con estados Unidos.
En resumen entonces, es totalmente evidente que las causas para iniciar guerras durante el siglo XX fueron un tanto más complicadas que como lo eran en el pasado. Los conflictos mundiales de la segunda guerra mundial y la guerra fría ejemplifican con claridad como la diferencia de ideas y de modos de concebir el universo nos puede llevar a atacarnos entre nosotros mismos (como humanos) y así terminar con los que no piensen o sostengan las ideas que nosotros predicamos. El mundo ha sido testigo del desarrollo de conflictos por ideologías, los cuales hacen que cada vez las guerras sean más grandes y de esta forma terminen por abarcar a toda la humanidad, pero el problema no es ese, el problema es que no hay conciencia para entender al otro. Entonces mientras esto siga de esta manera, los conflictos seguirán creciendo y las diferencias de ideas, razas, religión etc., se harán mas fuertes e irreconciliables.
[1] Hobsbawm, Eric. Capítulo V: “Contra el enemigo común”. Historia del siglo XX. Barcelona. Editorial Crítica. 2005. pp 148-181.
[2] Ibidem.
[3] Ibidem.
[4] Hobsbawm, Eric. Capítulo VIII: “La guerra fría”. Historia del siglo XX. Barcelona. Editorial Crítica. 2005. pp 229-259.
[5] Hobsbawm, Eric. Capítulo VII: “El fin de los imperios”. Historia del siglo XX. Barcelona. Editorial Crítica. 2005. pp 204-225.
[6] Hobsbawm, Eric. Capítulo VIII: “La guerra fría”. Historia del siglo XX. Barcelona. Editorial Crítica. 2005. pag 229

La globalización y su relación con el pasado

La globalización y su relación con el pasado
Francisco Javier Martínez Rodriguez
La globalización, un fenómeno de gran impacto mundial, ha sido el objeto de estudio de un sin fin de pensadores alrededor del mundo. Muchas personas han tratado de definirla con respecto a sus consecuencias económicas o a sus antecedentes históricos, pero al final del día se ha llegado a la conclusión de que esto es casi imposible. Sin embargo, no se puede negar que es un fenómeno que ha afectado, como su nombre lo indica, al mundo entero desde el momento en que hizo su aparición en el contexto mundial. Por lo antes expuesto, en este trabajo me enfocaré a discutir algunas etapas históricas que considero están ampliamente relacionadas con la aparición y desarrollo del fenómeno de la globalización, para de esta manera tratar de definir que tanta importancia tienen los antecedentes históricos en la explicación del presente.
Antes de adentrarnos en lo que son los antecedentes históricos de la globalización, es necesario partir de lo que significa este concepto. Al día de hoy el concepto de Globalización se ha convertido en una palabra muy usada por la gente, ya que funciona como termino guía para llevar a cabo reflexiones y análisis de la situación actual[1]. Sin embargo, como ya lo mencioné anteriormente, no existe una definición universal para globalización por lo que muchos pensadores se han dado a la tarea de definir este término, ejemplos claros de esto son personajes como Chomsky quien ve a la globalización como una nueva era en la que él cree que las “verdades duraderas” procedentes de los Estados Unidos dominan el ámbito político, económico y social, buscando establecer, consolidar y preservar un statu-quo bajo el mandato Americano[2], o la versión de John Saxe, quien define que la globalización implica la existencia de fuerzas exógenas que de una forma u otra marcan de manera rigurosa y específica los lineamientos por seguir en materia de política económica e internacional[3]. Entonces, desde mi punto de vista defino a la globalización como un fenómeno multidisciplinario que condiciona la forma de vida en el mundo, al establecer que los problemas de pocos afectan a muchos.
Ahora que ya he definido lo que significa para mi el término de globalización, podemos comenzar a adentrarnos en lo que son sus antecedentes históricos. Definir el momento preciso en que la globalización comenzó a ser un fenómeno que, como su nombre lo indica, comenzó a afectar al mundo, es algo complicado. Existen muchas versiones sobre este hecho, algunos afirman que la globalización comenzó en el momento justo en que el hombre europeo pisó por primera vez el continente americano, comenzando así una serie de sucesos que pasarían a determinar la vida en el mundo. Otros afirman que la globalización es un fenómeno que se remonta a la etapa del desarrollo del imperialismo, etapa en la que unos cuantos imperios tomaron el dominio total del mundo por medio del sometimiento tanto comercial como militar. En fin, hay diversas versiones sobre esto como definiciones de globalización, pero personalmente me inclino más a pensar que la globalización tiene sus orígenes en la doble revolución, es decir, la revolución francesa y la revolución industrial.
La doble revolución tuvo sus orígenes en los años de 1789 a 1850. Considero que fue el inicio de la globalización porque en esta etapa hablamos del surgimiento de ideas y conceptos sobre aspectos no solo políticos, si no económicos también como los inicios del gobierno en base al capital, la exportación de modelos de nación, pero principalmente por el inicio del establecimiento de la burguesía en el poder. Ambas revoluciones fueron el detonador del desarrollo de occidente[4], el cual posteriormente se vería reflejado en el imperialismo. En la etapa histórica de la doble revolución podemos ver el comienzo del desarrollo industrial en el mundo el cual juega un gran papel en el desarrollo de la globalización, además que también se aprecia la acumulación de capital en algunos países como Inglaterra, pero mas importante aun, se comienza a ver la separación de los países poderosos con relación a los que serían mas a delante los subdesarrollados. Ambas revoluciones trajeron consigo crecimiento a gran escala tanto en la población, en la ciencia, la economía, la tecnología y la política,[5] es por eso que esta etapa sería el capullo de la globalización.
Tal vez no muchas personas consideren esta etapa como el surgimiento de la globalización por el hecho de que las características de la época de la doble revolución no tienen mucho que ver con las de hoy, pero debemos considerar que a pesar de que hubo muchos cambios, estos fueron lentos.[6] Entonces como podría ser aquí en donde la gente encuentre el por qué a sus preferencias al imperialismo como origen de la globalización, procederé a explicarlo.
El imperialismo es la etapa de la historia que comprende los años de 1875 a 1914. Sus características principales son la expansión de los dominios territoriales de las principales potencias en el mundo, el dominio tanto militar como económico por parte de estas mismas potencias hacia naciones más débiles y el auge del capital como condicionante de la forma de vida. El imperialismo se dio de manera que los europeos se establecieron en diversos lugares del mundo exterminando o expulsando a los nativos con el fin de lograr la creación de ciudades capaces de tener una actividad industrial.[7] Si hablamos en términos de relación con la globalización, es importante decir que durante el siglo que se dio el imperialismo, el factor más importante fue la aparición de una economía global que alcanzó muchos rincones del planeta, lo cual sin duda es un antecedente directo de la actualidad. Durante el imperialismo se estableció el sistema de colonias, sistema que fue un gran pilar en el desarrollo del mundo occidental durante esta etapa, lo cual es una parte de la idea del capitalismo que se centra en la división del territorio para obtener mayor poder económico y político[8]. Entonces, como se puede comprobar, el imperialismo tiene mucha más similitud con la globalización de ahora.
A pesar que se puede creer que el origen de la globalización está en el imperialismo, indudablemente tengo que repetir que el origen de la globalización no es precisamente este periodo de la historia, por que si bien es cierto que en esta etapa el desarrollo de occidente fue gigantesco y con esto se dieron también las creaciones de diversos conceptos, de igual forma es cierto que en la época de la doble revolución se cimentaron las bases de lo que sería el imperialismo. En la época de la doble revolución se plantearon los inicios de la industria con la revolución industrial y se plantearon los inicios de la ideología burguesa. Es evidente que sin una base, la columna no se puede desarrollar, y en este caso, la base para mi es la etapa de la doble revolución, aunque no podemos dejar de lado al imperialismo como etapa clave en la consolidación de las bases creadas en la doble revolución.
Como conclusión entonces a este trabajo, no me queda más que decir que los hechos históricos tienen gran importancia en el análisis de las situaciones actuales. Visto con el tema de la globalización podemos ver que muchas veces las cosas no son tan fáciles de describir y que en dado caso es importante tener un conocimiento sobre lo que fue el pasado del acontecimiento para poder dar una definición al mismo, cosa que a muchas personas se les puede olvidar en algún momento dado. En el estudio de la globalización pude mostrar mi opinión en cuanto a la doble revolución como punto de origen de la globalización, pero también manejé la idea de progreso con el imperialismo al establecer que en esta etapa se desarrollan las ideas base de la doble revolución. Tomando esto como base, trato de explicar que la globalización ha sido un fenómeno que se ha desarrollado durante mucho tiempo y que por consiguiente también ha cambiado, ya que como todos sabemos en la actualidad ya no es común ver colonias como se veían antes, o sometimientos como en la etapa de las revoluciones, si no mas bien, lo común es ver el dominio capitalista a través de otros medios como las empresas transnacionales .Entonces puedo concluir con que el análisis del pasado resulta imprescindible para entender los hechos del presente y de esta manera poder definirlos con más bases.
[1] Gonzáles Aresti, Luz Araceli. ”Reflexiones en torno al concepto de Globalización”, Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey, Monterrey, N. L. División de Ciencias y Humanidades del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, 2000, Pág. 181.
[2] Ibid., p184
[3] Ibid., p187
[4] Hobsbawm, Eric. La era de la revolución 1789-1848. Barcelona. Editorial crítica. 2003. Introducción y conclusión.
[5] Ibidem
[6] Ibidem
[7] Hobsbawm, Eric, The age of empire, 1875-1914, New York, Vintage Books, 1989. Pag 56-73.
[8] Hobsbawm, Eric, The age of empire, 1875-1914, New York, Vintage Books, 1989. Pag 56-73.

sábado, 17 de febrero de 2007

Lbertad, Igualdad Fratenidad...¿En el Siglo XX?

Por Josué Issac Ramos


¿Dónde quedaron los principios de Libertad, Fraternidad e Igualdad? Es la pregunta que me vino a la mente cuado al analizar el siglo veinte, me di cuenta que hubo muy pocos momentos de paz internacional, por ello digo que al estudiar la historia del siglo XX, es inexorable dejar a un lado tópicos sobre las grandes guerras que acontecieron en aquel tiempo, entre ellas se encuentran la primera guerra mundial, la guerra civil española, la segunda guerra mundial y finalmente, una guerra que engloba muchas otras pequeñas, la guerra fría, puesto que son éstas las que edificaron la historia del siglo, y si se es un neófito en éstos ámbitos, lo primero que llega a la mente en forma de análisis tras haber leído sobre ellos son cuestiones como ¿Por qué? ¿Por qué se suscitaron tales holocaustos? ¿Por qué la ambición de pocos hombres provocó la muerte de millones de personas inocentes? ¿Por qué en éste siglo se desembocaron tantos males? ¿Por qué? ¿Acaso el hombre no puede vivir pacíficamente? ¿Acaso es más fuerte el mal, el odio, el egoísmo que los principios e ideales de fraternidad, igualdad y libertad? ¿Tan rápido el hombre olvidó los principios de la Revolución Francesa, siendo ésta el inicio del nuevo orden mundial? Es realmente difícil contestar éstas preguntas, tal vez podría ser relativo a los ojos de algunos pensadores, pero si se puede llegar a una respuesta, entonces el esfuerzo no sería en vano, además que sería importante tratar de entender los pensamientos que llevaron a los hombres a iniciar las guerras que se han mencionado, ideologías que puede ser el hito que responda a las interrogantes que se han planteado.
El objetivo de este ensayo no es analizar las causas históricas que dieron origen a las guerras del siglo veinte, sin embargo el propósito es que al analizar estas guerras desde una perspectiva global, se pueda obtener el hito o los hitos que las originó, para que entonces se pueda analizar sobre los puntos que se deben de evitar en la construcción de un mundo en paz, y si esto no fuera posible, es decir, encontrar el hito conductor, en últimas circunstancias quisiera expresar mi postura hacia éste tipo de asuntos internacionales -hablando propiamente de las guerras entre estados- se orienta hacia la paz mundial (como posteriormente se mostrará) y en consecuencia se expondrán puntos clave para el desarrollo de la misma, especialmente encaminado desde la perspectiva de las minorías. En nuestros tiempos es muy común hablar sobre los problemas económico-políticos, los problemas socio-culturales, dado que en el siglo veinte cuestiones de éstas índoles fueron el tema principal de las relaciones entre los países, la supremacía de un Estado sobre otro, la supremacía de la mayoría sobre las minorías, y puesto que al ser el siglo dónde abunda de sobremanera la información, me parece más interesante desarrollar los aspectos para la formación de una sociedad internacional pacífica.
En primer término el siglo veinte inicia con la Gran Guerra, la comúnmente llamada Primera Guerra Mundial, sus causas se encuentran en las circunstancias que el imperialismo trajo consigo mismo y para ello remonto a la expresión del historiador Hobsbawm acerca de este periodo y citando dice que en el “[…] siglo XIX un puñado de países…conquistaron con increíble facilidad el resto del mundo no europeo y […] establecieron una superioridad incontestada a través de su sistema económico y social […] El capitalismo y la sociedad burguesa transformaron y gobernaron el mundo” , ciertamente éste es el contexto del cual se hablaba, el de las mayorías subyugando a las minorías, que fue un detonante primordial de la primera guerra mundial, y precisamente aquí se encuentra el primer factor que este ensayo busca, el que orilló a las naciones a irrumpir con la paz mundial. Además es importante remarcar que el siglo diecinueve no sólo afectó en su momento histórico, sino que de hecho, se menciona que el siglo XX está determinado por las relaciones con los países que en el siglo XIX se habían erigido como «los señores de la raza humana» y tales dueños del mundo, son lo que ambiciosamente, por medio de la guerra alcanzaron sus intereses de expansión y supremacía.
Posterior a la primera guerra mundial, el comunismo soviético prometía un cambio de modelo, el cual anulaba la propiedad privada y las empresas liberales, mientras que el capitalismo iba teniendo un crecimiento considerablemente bueno, al grado de que gran parte del mundo se volvió dependiente a éste y por ello “…la Gran Depresión de 1929-1933 hizo tambalearse a todo el mundo dependiente. La era del imperialismo había sido para la mayor parte de él un periodo de crecimiento casi constante[…]” , y con la caída de la economía global, hubo un descontento generalizado en contra del capitalismo, al mismo tiempo que el descontento se dirigía hacia el comunismo de la Unión Soviética por tratarse de un totalitarismo que anulaba las libertades básicas del ser humano, y entonces como respuesta al descontento global existente por los dos regímenes económicos, surge una opción que si bien desde la perspectiva que ahora tenemos suena totalmente inaceptable, en aquel tiempo con el nacionalismo que se vivía y la falta de confianza hacia las estructuras, era una respuesta que ofrecía un crecimiento económico y social, el cuál resolvería los problemas que la gente enfrentaba y el cual haría crecer al país que aceptara tal régimen, que es el fascismo con la versión italiana y el nazismo de Alemania. Este nazismo significaba una guerra inminente, puesto que iba adquiriendo una fuerza cada vez mayor, que los países vecinos lo único que podían hacer era firmar acuerdos que no afectasen sus intereses puesto que con el mandatario alemán con sus ideas de expansión, de dominación global y la superioridad de la raza se consideraba que “[…]Hitler era la pieza esencial: la más implacable y decidida a destruir los valores e instituciones de la civilización occidental de la era de las revoluciones[…]” , es decir de la Revolución Francesa e Industrial. Subsiguientemente se detonó la segunda guerra mundial con las devastaciones más grandes que se pudieron haber esperado, sin olvidar que previamente a la segunda guerra mundial, en España se detonó la guerra civil en la cual fue el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha española, en la cual las naciones apoyando a cada ideología se involucraron en ésta guerra que precedió y que fue un ejemplo en escala menor de lo que sería la Segunda Guerra Mundial, guerra que fue inevitable por las mismas ideologías de expansión y de dominación mundial.
Finalmente, las ideologías que se originaron en la época de las revoluciones y que se fueron desarrollando hasta incluso en el siglo veinte, la izquierda y la derecha, el comunismo y el socialismo tuvieron su enfrentamiento con un nivel internacional en la denominada guerra fría, que fue uno de los más grandes conflictos internacionales en cuánto a los ámbitos político-económicos, ésta fue principalmente una guerra entre ambas ideologías, y pese a la veracidad de la afirmación, no se puede dejar omitir la gran cantidad de conflictos armamentísticos que se suscitaron en varias regiones del planeta; el mundo polarizado en dos bandos, los capitalistas y los comunistas cada quién en su zona de influencia, y que además estos dos bandos mantenían en tensión al mundo entero con la amenaza de un posible nuevo conflicto, es así que “Generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global” , y si bien se consideraba que la guerra fría no produciría una guerra internacional, ésta involucró indirectamente a varios países del mundo, lo que precisamente provocaba un estado de tensión entre las personas y los Estados; es por ello que después de tantos años de rivalidades y conflictos, el fin de la guerra significó una época que daba término a los conflictos internacionales.
Ahora bien, dado que no todo lo que aconteció en el siglo XX fue gris, es importante remarcar que como consecuencia de las guerras, en específico de la segunda guerra mundial, es la creación de una organización que su fin primero es mantener la paz y la seguridad internacional, es decir, la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el terreno de la diplomacia internacional, mientras que en el aspecto político-económico se tiene la creación de Unión Europea como resultado , de la guerra fría, además de los grandes cambios en las estructuras y la economía mundial que trajo consigo
En conclusión, tras haber expuesto algunos de los argumentos que dieron principio a las guerras se puede decir que los principales factores ideológicos son -lo que los realistas denominan- el egoísmo de los países, el deseo de la predominio y dominio sobre otros Estados, la supremacía sobre las minorías, el anhelo de expansión y la superioridad de la raza, entre otros factores políticos y sobre todo económicos; estos son los mismos que no se deben de repetir en las ideologías de los pueblos, yo puedo decir que justamente nací entre el año de la firma de paz de la guerra fría y la caída tan significativa del muro de Berlín, con esto quiero expresar que históricamente nací cuando reinaba la paz mundial, aunque fuese tal vez sólo de un modo diplomático, por ello no fui testigo de lo que vivieron mis antecesores, no respiré el olor de la guerra, del sufrimiento, de la desesperanza, y aun así con el testimonio de gente que vivió en aquel tiempo, me atrevo a juzgar las guerras como algo repugnante, como inhumanas e inaceptables, no concibo la idea de jugar con la vida de niños, jóvenes, madres, padres, abuelos, familias enteras, seres humanos que pudieron aportar algo al mundo entero, puesto que el ser humano no es el dueño de la vida, ni el creador de ella, por eso mismo no concibo ni ésta idea, ni alguna otra que conlleve a la guerra. Al mismo tiempo desde que en 1945 había un mosaico de Estados soberanos como los menciona Hobsbawm, tras un largo proceso de descolonización, tras la superación del dominio de las colonias no sólo en el terreno físico, político y económico sino también en el dominio sobre las razas, ahora los Estados deben o deberían de respetar la soberanía de cada Estado, y en este respeto “[…]el cumplimiento de los derechos humanos es el camino más seguro para enlazar vínculos sólidos entre los estados” principalmente porque dentro de ellos existen miles de personas con dignidad ontológica, con derechos y libertades humanas fundamentales e inalienables, si somos seres humanos únicos, debemos respetarnos, sin importar la raza, el color, la religión, el sexo o la edad, somos seres humanos todos, la superioridad de una raza se fundamenta sobre la nada, puesto que todos somos iguales, pensamos, caminamos, nos relacionamos, sufrimos y amamos, conjuntamente como menciono el Papa Juan Pablo II "No hay paz sin derechos humanos y cada violación de los derechos fundamentales del hombre contiene el germen de un posible conflicto" ; con la era de la información que nos caracteriza no podemos permitir que vuelva a suceder lo que tristemente sucedió en el siglo XX, es mejor vivir en un estado de paz, de armonía, de gentileza en vez de un mundo de odios, de maltratos de venganzas o de ideas de superioridad. Sonará idealista, pero sólo cuándo no se lleve a la práctica, si esto se realiza no sería idealista sino más bien una realidad.
Quisiera terminar con una frase que marco el principio de una nueva era, con la cual los ideales de aquella Europa Occidental formaron un nuevo orden social, político y económico, éstos mismos ideales que impulsaron la era de las más grandes revoluciones de la historia se perdieron un siglo y medio después, pero no sólo se perdieron, sino se olvidaron, se enterraron en el momento en el que los intereses político-económicos de los países pudieron más que los ideales de un mundo mejor, más justo, más libre y fraternal. Las mismas palabras que deben ser el fundamento de los pensamientos de los hombres -en especial de los dirigentes o mandatarios políticos- para una sociedad internacional pacífica, para la existencia de la tan anhelada paz mundial, por ello repito hoy -como hace dos siglos- ésta frase con una muy fuerte convicción: «Liberté, égalité, fraternité, ou la mort! » (¡Libertad, igualdad, fraternidad, o la muerte!).