sábado, 17 de febrero de 2007

Lbertad, Igualdad Fratenidad...¿En el Siglo XX?

Por Josué Issac Ramos


¿Dónde quedaron los principios de Libertad, Fraternidad e Igualdad? Es la pregunta que me vino a la mente cuado al analizar el siglo veinte, me di cuenta que hubo muy pocos momentos de paz internacional, por ello digo que al estudiar la historia del siglo XX, es inexorable dejar a un lado tópicos sobre las grandes guerras que acontecieron en aquel tiempo, entre ellas se encuentran la primera guerra mundial, la guerra civil española, la segunda guerra mundial y finalmente, una guerra que engloba muchas otras pequeñas, la guerra fría, puesto que son éstas las que edificaron la historia del siglo, y si se es un neófito en éstos ámbitos, lo primero que llega a la mente en forma de análisis tras haber leído sobre ellos son cuestiones como ¿Por qué? ¿Por qué se suscitaron tales holocaustos? ¿Por qué la ambición de pocos hombres provocó la muerte de millones de personas inocentes? ¿Por qué en éste siglo se desembocaron tantos males? ¿Por qué? ¿Acaso el hombre no puede vivir pacíficamente? ¿Acaso es más fuerte el mal, el odio, el egoísmo que los principios e ideales de fraternidad, igualdad y libertad? ¿Tan rápido el hombre olvidó los principios de la Revolución Francesa, siendo ésta el inicio del nuevo orden mundial? Es realmente difícil contestar éstas preguntas, tal vez podría ser relativo a los ojos de algunos pensadores, pero si se puede llegar a una respuesta, entonces el esfuerzo no sería en vano, además que sería importante tratar de entender los pensamientos que llevaron a los hombres a iniciar las guerras que se han mencionado, ideologías que puede ser el hito que responda a las interrogantes que se han planteado.
El objetivo de este ensayo no es analizar las causas históricas que dieron origen a las guerras del siglo veinte, sin embargo el propósito es que al analizar estas guerras desde una perspectiva global, se pueda obtener el hito o los hitos que las originó, para que entonces se pueda analizar sobre los puntos que se deben de evitar en la construcción de un mundo en paz, y si esto no fuera posible, es decir, encontrar el hito conductor, en últimas circunstancias quisiera expresar mi postura hacia éste tipo de asuntos internacionales -hablando propiamente de las guerras entre estados- se orienta hacia la paz mundial (como posteriormente se mostrará) y en consecuencia se expondrán puntos clave para el desarrollo de la misma, especialmente encaminado desde la perspectiva de las minorías. En nuestros tiempos es muy común hablar sobre los problemas económico-políticos, los problemas socio-culturales, dado que en el siglo veinte cuestiones de éstas índoles fueron el tema principal de las relaciones entre los países, la supremacía de un Estado sobre otro, la supremacía de la mayoría sobre las minorías, y puesto que al ser el siglo dónde abunda de sobremanera la información, me parece más interesante desarrollar los aspectos para la formación de una sociedad internacional pacífica.
En primer término el siglo veinte inicia con la Gran Guerra, la comúnmente llamada Primera Guerra Mundial, sus causas se encuentran en las circunstancias que el imperialismo trajo consigo mismo y para ello remonto a la expresión del historiador Hobsbawm acerca de este periodo y citando dice que en el “[…] siglo XIX un puñado de países…conquistaron con increíble facilidad el resto del mundo no europeo y […] establecieron una superioridad incontestada a través de su sistema económico y social […] El capitalismo y la sociedad burguesa transformaron y gobernaron el mundo” , ciertamente éste es el contexto del cual se hablaba, el de las mayorías subyugando a las minorías, que fue un detonante primordial de la primera guerra mundial, y precisamente aquí se encuentra el primer factor que este ensayo busca, el que orilló a las naciones a irrumpir con la paz mundial. Además es importante remarcar que el siglo diecinueve no sólo afectó en su momento histórico, sino que de hecho, se menciona que el siglo XX está determinado por las relaciones con los países que en el siglo XIX se habían erigido como «los señores de la raza humana» y tales dueños del mundo, son lo que ambiciosamente, por medio de la guerra alcanzaron sus intereses de expansión y supremacía.
Posterior a la primera guerra mundial, el comunismo soviético prometía un cambio de modelo, el cual anulaba la propiedad privada y las empresas liberales, mientras que el capitalismo iba teniendo un crecimiento considerablemente bueno, al grado de que gran parte del mundo se volvió dependiente a éste y por ello “…la Gran Depresión de 1929-1933 hizo tambalearse a todo el mundo dependiente. La era del imperialismo había sido para la mayor parte de él un periodo de crecimiento casi constante[…]” , y con la caída de la economía global, hubo un descontento generalizado en contra del capitalismo, al mismo tiempo que el descontento se dirigía hacia el comunismo de la Unión Soviética por tratarse de un totalitarismo que anulaba las libertades básicas del ser humano, y entonces como respuesta al descontento global existente por los dos regímenes económicos, surge una opción que si bien desde la perspectiva que ahora tenemos suena totalmente inaceptable, en aquel tiempo con el nacionalismo que se vivía y la falta de confianza hacia las estructuras, era una respuesta que ofrecía un crecimiento económico y social, el cuál resolvería los problemas que la gente enfrentaba y el cual haría crecer al país que aceptara tal régimen, que es el fascismo con la versión italiana y el nazismo de Alemania. Este nazismo significaba una guerra inminente, puesto que iba adquiriendo una fuerza cada vez mayor, que los países vecinos lo único que podían hacer era firmar acuerdos que no afectasen sus intereses puesto que con el mandatario alemán con sus ideas de expansión, de dominación global y la superioridad de la raza se consideraba que “[…]Hitler era la pieza esencial: la más implacable y decidida a destruir los valores e instituciones de la civilización occidental de la era de las revoluciones[…]” , es decir de la Revolución Francesa e Industrial. Subsiguientemente se detonó la segunda guerra mundial con las devastaciones más grandes que se pudieron haber esperado, sin olvidar que previamente a la segunda guerra mundial, en España se detonó la guerra civil en la cual fue el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha española, en la cual las naciones apoyando a cada ideología se involucraron en ésta guerra que precedió y que fue un ejemplo en escala menor de lo que sería la Segunda Guerra Mundial, guerra que fue inevitable por las mismas ideologías de expansión y de dominación mundial.
Finalmente, las ideologías que se originaron en la época de las revoluciones y que se fueron desarrollando hasta incluso en el siglo veinte, la izquierda y la derecha, el comunismo y el socialismo tuvieron su enfrentamiento con un nivel internacional en la denominada guerra fría, que fue uno de los más grandes conflictos internacionales en cuánto a los ámbitos político-económicos, ésta fue principalmente una guerra entre ambas ideologías, y pese a la veracidad de la afirmación, no se puede dejar omitir la gran cantidad de conflictos armamentísticos que se suscitaron en varias regiones del planeta; el mundo polarizado en dos bandos, los capitalistas y los comunistas cada quién en su zona de influencia, y que además estos dos bandos mantenían en tensión al mundo entero con la amenaza de un posible nuevo conflicto, es así que “Generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global” , y si bien se consideraba que la guerra fría no produciría una guerra internacional, ésta involucró indirectamente a varios países del mundo, lo que precisamente provocaba un estado de tensión entre las personas y los Estados; es por ello que después de tantos años de rivalidades y conflictos, el fin de la guerra significó una época que daba término a los conflictos internacionales.
Ahora bien, dado que no todo lo que aconteció en el siglo XX fue gris, es importante remarcar que como consecuencia de las guerras, en específico de la segunda guerra mundial, es la creación de una organización que su fin primero es mantener la paz y la seguridad internacional, es decir, la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el terreno de la diplomacia internacional, mientras que en el aspecto político-económico se tiene la creación de Unión Europea como resultado , de la guerra fría, además de los grandes cambios en las estructuras y la economía mundial que trajo consigo
En conclusión, tras haber expuesto algunos de los argumentos que dieron principio a las guerras se puede decir que los principales factores ideológicos son -lo que los realistas denominan- el egoísmo de los países, el deseo de la predominio y dominio sobre otros Estados, la supremacía sobre las minorías, el anhelo de expansión y la superioridad de la raza, entre otros factores políticos y sobre todo económicos; estos son los mismos que no se deben de repetir en las ideologías de los pueblos, yo puedo decir que justamente nací entre el año de la firma de paz de la guerra fría y la caída tan significativa del muro de Berlín, con esto quiero expresar que históricamente nací cuando reinaba la paz mundial, aunque fuese tal vez sólo de un modo diplomático, por ello no fui testigo de lo que vivieron mis antecesores, no respiré el olor de la guerra, del sufrimiento, de la desesperanza, y aun así con el testimonio de gente que vivió en aquel tiempo, me atrevo a juzgar las guerras como algo repugnante, como inhumanas e inaceptables, no concibo la idea de jugar con la vida de niños, jóvenes, madres, padres, abuelos, familias enteras, seres humanos que pudieron aportar algo al mundo entero, puesto que el ser humano no es el dueño de la vida, ni el creador de ella, por eso mismo no concibo ni ésta idea, ni alguna otra que conlleve a la guerra. Al mismo tiempo desde que en 1945 había un mosaico de Estados soberanos como los menciona Hobsbawm, tras un largo proceso de descolonización, tras la superación del dominio de las colonias no sólo en el terreno físico, político y económico sino también en el dominio sobre las razas, ahora los Estados deben o deberían de respetar la soberanía de cada Estado, y en este respeto “[…]el cumplimiento de los derechos humanos es el camino más seguro para enlazar vínculos sólidos entre los estados” principalmente porque dentro de ellos existen miles de personas con dignidad ontológica, con derechos y libertades humanas fundamentales e inalienables, si somos seres humanos únicos, debemos respetarnos, sin importar la raza, el color, la religión, el sexo o la edad, somos seres humanos todos, la superioridad de una raza se fundamenta sobre la nada, puesto que todos somos iguales, pensamos, caminamos, nos relacionamos, sufrimos y amamos, conjuntamente como menciono el Papa Juan Pablo II "No hay paz sin derechos humanos y cada violación de los derechos fundamentales del hombre contiene el germen de un posible conflicto" ; con la era de la información que nos caracteriza no podemos permitir que vuelva a suceder lo que tristemente sucedió en el siglo XX, es mejor vivir en un estado de paz, de armonía, de gentileza en vez de un mundo de odios, de maltratos de venganzas o de ideas de superioridad. Sonará idealista, pero sólo cuándo no se lleve a la práctica, si esto se realiza no sería idealista sino más bien una realidad.
Quisiera terminar con una frase que marco el principio de una nueva era, con la cual los ideales de aquella Europa Occidental formaron un nuevo orden social, político y económico, éstos mismos ideales que impulsaron la era de las más grandes revoluciones de la historia se perdieron un siglo y medio después, pero no sólo se perdieron, sino se olvidaron, se enterraron en el momento en el que los intereses político-económicos de los países pudieron más que los ideales de un mundo mejor, más justo, más libre y fraternal. Las mismas palabras que deben ser el fundamento de los pensamientos de los hombres -en especial de los dirigentes o mandatarios políticos- para una sociedad internacional pacífica, para la existencia de la tan anhelada paz mundial, por ello repito hoy -como hace dos siglos- ésta frase con una muy fuerte convicción: «Liberté, égalité, fraternité, ou la mort! » (¡Libertad, igualdad, fraternidad, o la muerte!).

2 comentarios:

Ruta Magazine dijo...

Está interesante el texto, aunque hay algunos errores en la redacción, ya sabes, letras de más y todo eso. Pero también me llamó la atención eso de las mayoria sobre las minorias, no crees que sería al reves???? y hay una parte donde se te coló el comunistas contra socialistas, supongo que fue error de dedo. En el inicio tambien usas mucho la palabra hito. En fin, me parece que eso es lo más significativo.

Ruta Magazine dijo...

El ensayo trata de abarcar varios, sino es que demasiados, puntos históricos en los que se han presentado conflictos internacionales. El problema al abarcar tantas situaciones es que no se abordan de manera profunda y la superficialidad con la que se tratan puede llegar incluso a análisis y conclusiones superfluas.

¿Dónde quedaron los ideales de libertad, igualdad y fraternidad?
Estos ideales son antiquísimos y han tenido cambios de concepción dependiendo la época. Lo que no ha cambiado de ellos es que son eso, ideales. Aunque estos ideales se presenten como lo más deseado en una sociedad, la manera de lograrlos puede no estar exenta de violencia; la revolución francesa, principal promotora de la libertad y la igualdad de los hombres, para orgullo de los franceses, no es la excepción de conflictos sangrientos.

Parece que la selección de conflictos armados para la elaboración del ensayo es totalmente arbitraria, no existe un parámetro común. Lo único que los une es que son guerras. Sin embargo, en el siglo XX sucedieron otros tantos conflictos internacionales que para el criterio de dicho ensayo también pudieron haber sido mencionados: la crisis de los Balcanes a principios y finales del mismo siglo, las innumerables guerras de África, del Medio Oriente, incluso de Latinoamérica.

El ensayo comienza con preguntas, pero al leerlo, en lugar de contestar las preguntas que plantea, nos genera muchas otras y más allá de esclarecer nuestra perspectiva nos confunde, como parece estarlo también el autor, al tratar de entender la condición humana.

El ensayo se encuentra entre una línea de ensayo de opinión y ensayo académico, pero nunca toma una rúbrica. Existe cierta rigidez en la estructura pero el análisis y la investigación no respaldan tal seriedad para aceptarlo como académico.

samotary